Se cuenta que en un día cuando los Dioses moldeaban en barro a todos los animales e insectos del planeta, viendo que se les estaba acabando el material decidieron seguir usando una piedra de jade.
Los Dioses moldearon una fínisima flecha con la piedra de jade y al darle vida, esta salió volando. El Sol hizo brillar sus plumas, las cuales movían frenéticamente y todos admiraron la belleza del animal. Así fue como nació el colibrí maya.
Pero el hombre quizo atrapar el animal y se enojaron los Dioses. Desde este día, se sabe que si alguién atrapa un colibrí, el animal morirá. Nunca nadie se volvió a atrever a intentarlo y el colibrí es libre de volar y hacer su trabajo en paz, dejando que los hombres admiren su belleza y rapidez.
En Maya, Colibrí se dice “Tz’unu’n (el chupaflor)
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